Inmigrantes

¿Quién para cuidarnos? La migración laboral que seguirá fluyendo

Por Lorena Mena Iturralde

Mujeres migrates, El Universo

Despedidas en el aeropuerto de Quito /Foto tomada de Diario El Universo

Durante los primeros años del nuevo milenio, una imagen común en los aeropuertos de Ecuador y de otros países de la región andina era la de mujeres despidiendo entre llantos a sus familias, dejando a sus hijos a cargo de hermanas, abuelas o cónyuges, y tomando un avión hacia España o Italia, con boleto de retorno incierto. No es una novedad contar lo que esos países tenían preparado a aquellas mujeres que escapaban de las crisis económicas de sus lugares de origen. La llamada feminización de las migraciones ha sido objeto de infinidad de estudios surgidos a raíz de las transformaciones que la globalización, la baja fertilidad y el envejecimiento poblacional provocó en las naciones desarrolladas, demandando mano de obra no solo barata, sino dispuesta a ocupar nichos laborales considerados de poca cualificación.

En esa categoría, el trabajo reproductivo remunerado, concretamente el servicio doméstico y de cuidados ha estado a cargo principalmente de mujeres migrantes, cuya movilidad dejó de estar ligada únicamente al acompañamiento de sus cónyuges, convirtiéndose así en migrantes laborales autónomas (Martínez, 2007; Pedone, 2012). Datos publicados por el Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (INEDIM) señalan que del total de migrantes internacionales que se contabilizan en el mundo (244 millones de personas, en 2015), el 48% son mujeres, y que en América Latina y el Caribe su número ha aumentado en las últimas décadas.

Al respecto, creo necesario reflexionar sobre ciertos escenarios que hacen prever que los flujos de mujeres que emigran para insertarse en la economía del cuidado de otros países no solo seguirán existiendo, sino también ampliando. Lo traigo a colación a propósito de un interesante artículo titulado El último trabajo humano, que reseña cómo el gobierno de Japón se ha anticipado a la falta de cuidadores para una población que envejece con rapidez, invirtiendo en “cuidadores automatizados”, esto es, robots para cargar pacientes desde la silla de ruedas hasta la cama, otros para compañía de ancianos, máquinas que ayudan a caminar, hasta los que asisten en las tareas de la casa.

Robear

Robear es una especie de oso robótico que puede cargar a los pacientes desde la silla de ruedas hasta la cama/ Foto tomada del portal http://www.engadget.com

Dicho ensayo destaca también que Estados Unidos está invirtiendo en tecnología enfocada a este sector poblacional creando, por ejemplo, llamadas telefónicas administradas con inteligencia artificial y sensores para el hogar para monitorear eventos inusuales en las actividades diarias -como detectar que nadie ha abierto la puerta del refrigerador en varios días-, algo vital en un país en el que suelen reportarse casos de adultos mayores fallecidos en sus domicilios sin que alguien lo note hasta semanas, meses e incluso años después. Para muestra, me remito a la reveladora crónica Morir solo en Nueva York de The New York Times, y al espeluznante reportaje La muerte habita el piso de al lado de Diario El País, que expone similares situaciones en España.

El temor de los gobiernos del primer mundo a que no haya suficientes humanos para cuidar a sus enfermos y adultos mayores, obedece a que para 2030, solo en los Estados Unidos se proyecta que harán falta 151,000 cuidadores pagados y 3.8 millones de familiares sin pago que se hagan cargo de ellos. A raíz de esto, se discute en la actualidad que este tipo de empleos que requieren de un toque humano serán los últimos que entregaremos a las máquinas -si es que alguna vez sucede- por la imposibilidad de que robots y algoritmos puedan generar empatía, adentrarse a las esferas del dolor de las personas o sean aceptados en su totalidad por los pacientes.

En ese sentido hay expertos que sugieren empezar a hacer más atractivas las ofertas de empleo relacionadas con el cuidado de los otros, pues es conocido que la fuerza de trabajo asociada a ello, a menudo gana el salario mínimo o menos por los prejuicios históricos existentes en torno a esas tareas. A ello hay que sumar un marcado componente de género, que asume que las mujeres tienen la obligación de encararlo, así como una dimensión étnica [la idea de que son ‘oficios de inmigrantes’] y de clase.

Mujeres migrantes retornadas de España y de Italia a las que entrevisté durante mi trabajo de campo en Ecuador, solían hacer hincapié en sus aprendizajes positivos y negativos haciendo labores de cuidado remuneradas, las cuales, aunque les eran rentables económicamente al traducirse en remesas, no constituían un trabajo deseable para ellas. A algunas, las condiciones laborales las ubicaban en desventaja, pues se les solía contratar para tareas específicas como cuidar niños o ancianos, pero en la práctica, se les asignaba también trabajo doméstico, con horas extras sin paga, siendo latente su temor a denunciar tal situación por estar indocumentadas.

Fui a trabajar en esa época con un joven con discapacidad. Tenía que atenderlo y cuando había tiempo sacarlo a pasear. En ese trabajo, cuando yo entré, trabajaban tres italianas y las italianas decían que ellas pedían que las enrolaran y ellos (los jefes) no querían, porque allá en Italia decían que si eran italianos mismos tenían que pagarles todas las de ley y querían extranjeros, porque a esos les podían hacer lo que les daba la gana y ya. Entonces a esas tres chicas italianas las botaron y solo me cogieron a mí. Trabajaba día y noche, haciendo de todo
(Esther, retornada de Italia)


Comencé a trabajar cuidando ancianos, que es lo típico. Hacerles compañía, y arreglar la casa. Bueno, realmente aprendes bastante, porque es un trabajo bien humano. Cuando te contratan eres como una especie de auxiliar de enfermería, porque tienes que darles sus pastillitas, ver que su comida se la preparen en condiciones buenas, cambiarles sus pañales, entonces sí aprendes. Yo por lo menos que nunca sabía de eso, es un trabajo bastante delicado y sensible, porque también tienes que tratarles bien, con cariño, con amor. Aunque ellos dicen que por nuestra propia forma de hablar ya somos cariñosas
(Rosa, retornada de España)

Algunos testimonios que recabé, si bien dan cuenta de lo humano que es el trabajo del cuidado, también resaltan lo difícil que es atender a personas con discapacidad motriz, así como a adultos mayores con Alzheimer u otros trastornos mentales. El estar poco preparadas para asumir un rol que involucra la salud, llevó a algunas a tomar cursos de capacitación y certificación en enfermería, inclusive como medio para lograr contratos laborales mejor remunerados en centros geriátricos. No obstante, hay investigaciones que señalan que el servicio doméstico y del cuidado opera como un embudo, no solo por la segmentación étnica que viven las mujeres migrantes dentro de ese mercado laboral, sino también por las características propias de esos oficios, como son el aislamiento que genera vivir en el mismo lugar donde se trabaja, y relaciones de salarios y horarios a discreción del patrono (Pagnotta, 2012).

Para algunas de mis entrevistadas, insertarse en estos nichos laborales fue su única posibilidad durante la experiencia migratoria. “Era lo que había”, me contaban, y no todas, pese a su escolaridad [había mujeres con estudios universitarios], lograron salir de esa espiral durante el tiempo que vivieron en el extranjero.

Más ancianos, menos jóvenes

El envejecimiento de la población y menos nacimientos es una realidad desde hace mucho tiempo en los países desarrollados, de ahí que dentro de sus llamados Estados de Bienestar hay conciencia, políticas migratorias y sistemas adaptados para dar cabida a la oferta y demanda de este tipo de oficios [con ventajas y aun así con desventajas para las mujeres migrantes]. Pero existe preocupación por lo que ocurrirá en las próximas décadas, incluyendo a los países del llamado Sur global, en los que la estructura mediante la cual se han resuelto tradicionalmente los cuidados ha sido la familia, cayendo el peso sobre las mujeres. Muchas de ellas, aunque activas en el mundo laboral, duplican sus jornadas de trabajo [extra e intra domiciliario] o terminan asignando esta responsabilidad a otras de su círculo cercano, sin remuneración de por medio por lo general.

De acuerdo con el informe Perspectivas de la Población Mundial de la Organización de las Naciones Unidas, se espera que el número de personas mayores, es decir, aquellas de 60 años o más, se duplique para 2050 y triplique para 2100 [ver gráfico], pues a nivel mundial, este grupo de población crece más rápidamente que los de personas más jóvenes. Europa es la región con más personas perteneciente a este grupo (25%), pero ese grado de envejecimiento de la población, advierte la ONU, también llegará a otras partes del mundo para 2050, con excepción de África.

Envejecimiento ONU

Envejecimiento de la población. Fuente: ONU, 2017

En el caso de México, el Consejo Nacional de Población (Conapo) proyecta que para 2030 el porcentaje de adultos mayores será de 20.4 millones, lo que representará el 14.8% del total de su población, ante lo cual, la demanda de servicios derivados de esta condición humana irá en aumento. En Ecuador, donde acualmente el 7% de sus habitantes tiene más de 65 años, otros estudios estiman que para 2025 llegará al 10%; en Perú, alcanzará el 13,2% en 2030, mientras que en países como Chile y Brasil, la esperanza de vida está mostrando aumentos acelerados.

Como explica del Río (2004), la crisis de los cuidados alcanzará dimensiones alarmantes, por lo que es necesario que esta problemática pase de la esfera de “lo privado” [los hogares] a un problema político de primer orden. En este marco, destaca que se requiere una corresponsabilidad no solo de los hombres, sino también del mercado, mediante la reorganización del sistema económico y laboral; y del Estado, vía políticas públicas.

Finalmente me quedan algunas interrogantes, que más bien, son una invitación a la reflexión sobre el tema: a) ¿Serán los Estados de los países del Sur Global capaces de gestionar el problema de la Cuidadanía de manera similar a la de los países desarrollados, en términos de bienestar social?; b) las migraciones laborales venideras, ¿seguirán reproduciendo la dimensión de género tradicional o ante la demanda, involucrará a hombres en lo concerniente a los cuidados?; c) las condiciones laborales para este tipo de oficios en América Latina, donde la precariedad es más profunda, ¿tendrán reconfiguraciones significativas que atraigan mano de obra [nacional o extranjera], con menores riesgos de ser víctimas de explotación?; y d) el peso que tiene la familia en los contextos latinoamericanos para asumir los cuidados, ¿sufrirá cambios sustanciales en vista de procesos demográficos que tienden a hogares con cada vez menos miembros y con necesidad de salir a trabajar? Seguramente habrá más preguntas que respuestas a estos desafíos.Ancianos 1


Referencias bibliográficas

Del Río, Sira, 2004, “La crisis de los cuidados. Precariedad a flor de piel”, Rebelión. En  http://www.rebelion.org/hemeroteca/economia/040308sira.htm

Martínez P., Jorge, 2007, “La feminización de las migraciones en América Latina: Discusiones y significados para políticas”, CEPAL, En https://www.cepal.org/celade/noticias/documentosdetrabajo/3/36563/JM_2007_FeminizacionMigracionesAL.pdf

Pagnotta, Chiara, 2012, “El espacio migratorio entre Guayaquil y Génova”, Mouseion, Dossiê Narrativas de Imigração, núm. 12, may-ago, pp. 56-69.

Pedone, Claudia, 2011, “Familias en movimiento. El abordaje teórico-metodológico del transnacionalismo familiar latinoamericano en el debate académico español”, Revista Latinoamericana de Estudios de Familia, núm. 3, pp. 223-244.

 

Inmigrantes internacionales en México

Por Uriel Lomelí

En febrero pasado compartí datos sobre la migración interna reciente en México, en esta nueva participación ofrezco una síntesis afín para los inmigrantes internacionales recientes. De nuevo, la fuente de información que se presenta fue el cuestionario de la Encuesta Intercensal 2015[1] realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y sólo hago uso de ellos.

a) ¿Quiénes son y de dónde vienen?

Los mayores de cinco años que llegaron en algún momento entre marzo de 2010 y marzo de 2015 nacidos en un país diferente a México y que su lugar de residencia hace cinco años estaba en el extranjero, son inmigrantes internacionales.

98 países contribuyeron durante 2015 con al menos un inmigrante internacional a la población del país[2]. Dentro de ellos, Estados Unidos concentró el 63% de todos los inmigrantes. El siguiente en la lista es Guatemala y su contribución fue del 4%, el resto de la lista se muestra en el siguiente cuadro:

País de residencia en 2010

Inmigrantes Internacionales %

Estados Unidos de América

115,369

63.3

Guatemala

7,198

4.0

Colombia

5,799

3.2

España

5,341

2.9

Venezuela

5,216

2.9

Argentina

3,493

1.9

Honduras

3,276

1.8

Canadá

3,185

1.7

Francia

2,703

1.5

Brasil

2,374

1.3

China

2,344

1.3

Alemania

2,254

1.2

Cuba 2,013

1.1

Italia

1,879

1.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.

b) ¿Cómo son y dónde están?

Considerando que no hay una respuesta completa nunca, con la primera pregunta, únicamente se van a describir dos características sin una verdadera justificación por ahora, quizá alguno la tenga y podamos compartir ideas al respecto. La edad y una proxy de lo que podría ser un migrante calificado, la escolaridad acumulada. El cuadro de abajo agrega la información sobre la edad y escolaridad acumulada para los países en cuestión. Se añadió la mediana de la distribución porque me parece mejor que sólo dejar la edad promedio, que en ocasiones puede confundirnos porque es más sensible a valores grandes, como los adultos mayores de 90 o los que tienen 24 años de escolaridad.

País de residencia en 2010

Edad media Intervalo de confianza al 95% Edad mediana Escolaridad acumulada (mediana)

Argentina

32.8 (32.3, 33.2) 30 16

Brasil

30.1

(29.6, 30.6)

31

15

Canadá

39.6

(38.7, 40.3)

39

15

Colombia

30.4

(30.0, 30.7)

29

15

Cuba

39.0

(38.2, 39.7)

37

16

Estados Unidos

17.8

(17.6, 17.8)

11

5

Guatemala

24.5

(24.2, 24.8)

22

4

Honduras

25.1

(24.7, 25.4)

24

8

Venezuela

31.9

(31.4, 32.2)

31

16

China

31.5

(30.9, 32.0)

28

12

Alemania

32.1

(31.4, 32.6)

30

16

España

34.0

(33.6, 34.4)

35

16

Francia

29.6

(29.0, 30.1)

27

16

Italia 35.8 (35.1, 36.4) 34

15

Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.

Los datos de la edad media sugieren que los inmigrantes canadienses son en promedio adultos entre los 38 y los 40 años, mientras que los inmigrantes estadounidenses son en promedio los más jóvenes con 17.8 años. Al observar el valor de la mediana, vemos que en este grupo es igual a 11 años. Esto quiere decir que la mitad de la distribución son menores de 11 años; que hace cinco años, cuando tenían seis, estaban en Estados Unidos y cinco años después están en otro país. Esto puede ser relevante al agregar la otra variable. Sin tener una fecha exacta de la migración es difícil estimar en que momento el menor emigró a México. La gráfica de abajo se incluye para ilustrar este punto.

1

Sobre la escolaridad acumulada, las diferencias entre estos países sólo aparecen entre Guatemala, Estados Unidos, Honduras y el resto. Con la información del cuadro anterior, podemos identificar claramente tres grupos de países de origen de los inmigrantes de acuerdo a su escolaridad. El primer grupo corresponde a los inmigrantes que en promedio tienen la escolaridad más alta, luego un segundo grupo de inmigrantes de Canadá y China, y finalmente un tercer grupo de inmigrantes con el promedio de escolaridad más bajo, Estados Unidos, Honduras y Guatemala. No olvidemos que la mitad de la distribución de los inmigrantes estadounidenses tiene menos de 11 años, por ello la escolaridad promedio resulta ser en promedio baja.[3]

2

Los inmigrantes internacionales se encontraban en 1965 municipios, aproximadamente el 80% de ellos. Tijuana fue la ciudad con más inmigrantes internacionales en 2015, un estimado de 12 532 de los cuales 11 684 eran inmigrantes de Estados Unidos. En las otras ciudades fronterizas del norte la proporción es similar: 94.1% de los inmigrantes internacionales en Juárez, Chihuahua son de Estados Unidos y 91.9% en el caso de Mexicali. Para la ciudad fronteriza de Tapachula, el 62.8% de los inmigrantes internacionales provienen de Guatemala. Como si la geografía no fuera importante aquí.

Municipio

Inmigrantes internacionales

Tijuana

12 532

Miguel Hidalgo

6 260

Cuauhtémoc

5 203

Juárez

3 668

Zapopan

3 529

Mexicali

3 344

Tapachula

3 008

Benito Juárez

3 006

Benito Juárez (CDMX)

2 629

Guadalajara

2 568

Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.

Por último, los mapas siguientes muestran la distribución espacial de los inmigrantes internacionales en total y para los procedentes de cuatro países seleccionados sin aleatoriedad, Estados Unidos, Cuba, Guatemala y Francia. ¿Por qué siguen está distribución espacial? La historia, la geografía y la localización de las actividades productivas en el país tienen un papel activo pero no estoy en condiciones de asegurar una respuesta.

 

Toda la información, así como el resto de los cuadros y mapas están disponibles a un correo electrónico de distancia.

[1] Más información disponible en http://www.beta.inegi.org.mx/app/biblioteca/ficha.html?upc=702825078836

[2] 182 169 inmigrantes internacionales residían en marzo de 2015 en México.

[3] Cuando se considera a los inmigrantes estadounidenses mayores de 25 años, la escolaridad promedio es casi de 14 años.